jueves, 22 de enero de 2009

El Pescador Deportivo

¿Quién es ¿Cómo llega a serlo?

Según la definición tradicional, un pescador deportivo es aquél que utiliza un equipo individual que no sirve para realizar capturas abundantes, como las redes, y además (esto es importante) destina la pesca a su propio consumo; en una palabra, es aquél que pesca por afición y no por lucro. En la actualidad se precisa más aún, y se dice que el pescador deportivo es aquél que para capturar a los peces sólo se sirve de la caña, el sedal y el anzuelo.
Su habilidad se refleja en primer lugar en una ingeniosa presentación del cebo, lo que induce al pez a picar; también en su capacidad en su capacidad de retener, cansar y sacar fuera del agua a las presas de mayor tamaño, manejando diestramente la caña y con un sedal relativamente fino.
Una vez establecido quién es el pescador deportivo, debemos preguntarnos: ¿Quiénes son los pescadores deportivos y cómo llegan a serlo? Suele haber varios tipos.
En primer lugar, tenemos al pescador por tradición familiar que desde pequeño ha aprendido los rudimentos de la pesca y ha seguido ejercitándose siendo adulto, o ha vuelto a esa actividad después de haberla abandonado durante un tiempo más o menos largo, como se vuelve a un antiguo amor.
Luego está el que “descubre” casualmente la pesca, siguiendo el ejemplo de otros amigos o bien observando a los pescadores en las orillas de los lagos y los ríos, o en el litoral marino. Hay quien descubre que en la pesca hay algo más que el aspecto deportivo: las ventajas del aire libre, la relajación nerviosa y la posibilidad de olvidar por unas horas las preocupaciones y el estrés que nos asedian.
Por último, no falta quien elige la pesca deportiva por deducción lógica, tras haber sopesado atentamente otras formas de ejercicio físico y de pasar el tiempo, gracias a que permite una gran flexibilidad, tanto en cuanto a la preparación física como a la dedicación: además de ser un ejercicio sano, nos da la oportunidad de dedicar parte de nuestro tiempo libre en casa para conservar el equipo en buen estado y para realizar nosotros mismos muchos accesorios y pequeños complementos; no hay más que ver a los pescadores con mosca, que se fabrican con paciencia, pericia e imaginación los insectos artificiales que les servirán de cebo para los peces al llegar la temporada. Existe una literatura muy extensa sobre la pesca, que puede ser de evasión pero que sobre todo está dedicada a la descripción de las distintas técnicas de una o varias especies de peces, como puede ser la trucha, su vida y costumbres. Con estos libros el pescador perfecciona sus nociones, hace planes de excursiones de pesca y saborea de antemano sus triunfos.
Un viejo proverbio chino enumera varias formas de felicidad, todas ellas están limitadas en el tiempo, y concluye diciendo: “... si quieres ser feliz durante toda la vida, aprende a pescar.”
Lo cual es rigurosamente cierto, ya que la pesca –más que cualquier otro deporte- se practica a todas las edades, con distinta dedicación pero siempre con el mismo sentido de curiosidad y aventura.El esfuerzo físico puede variar mucho. Resulta muy extenuante pescar truchas en los torrentes de montañas y mucho más recorrer kilómetros de orillas pantanosas en busca del lucio; casi no hay que hacer esfuerzo cuando se espera tranquilamente a que pique una carpa o una tenca a la orilla de un canal de llanura o al borde de un estanque, sentados en un taburete, bajo una sombrilla y con un recipiente de bebidas frescas al lado.
No hay ninguna edad especial para iniciarse en el deporte de la pesca; tampoco es necesario invertir mucho dinero. Eso sí, se necesita tiempo, pero como está lleno de interés, se trata de un tiempo “bien empleado”.Cada salida, cada “partida de pesca”, aunque se realice al mismo lugar, es siempre distinta que las anteriores; por muchas razones más o menos evidentes: las distintas condiciones atmosféricas, la diferencia de estación, la diferencia del nivel y estado de las aguas, y también el distinto humor y comportamiento de los peces.
Cada salida es un reto ya que no sólo se trata de capturar a los peces sino también de comprender por qué han picado, o preguntarse por qué no lo han hecho, indagando acerca de las causas y los posibles remedios.
Muchas veces al volver a casa, se piensa que con algún pequeño detalle o un poco más de atención en la maniobra se hubieran capturado más peces o no se habrían perdido los que ya habían picado. Pues bien, ese detalle, esa nimiedad que hay que perfeccionar, está siempre presente en la mente del pescador, quien siempre está predispuesto a intercambiar ideas y consejos con aquellos que comparten su pasión.También en la pesca deportiva la suerte juega un papel importante, al igual que en muchas otras actividades del ser humano, lo que le añade un bello aliciente pues existe la posibilidad de que un principiante se haga de piezas de gran tamaño y que en general todos puedan esperar agradables sorpresas.La formación del pescador –como es natural- es un reflejo de su carácter. Hay quienes quieren aprenderlo todo enseguida, mientras que otros van paso a paso –metódicamente-; hay quienes confían en la casualidad y se toman las cosas según se les presentan, mientras que otros lo quieren entender todo.
Según la capacidad de cada cual y teniendo en cuenta ese imponderable que está implícito en el deporte de la pesca y en el mismo comportamiento de los peces, se obtendrán mayores o menores capturas.Mas los desafortunados o inexpertos deben insistir sin rendirse ante los primeros resultados desalentadores, es necesario que se sientan siempre interesados y animados, confiando en que al día siguiente van a obtener mejores resultados. Además, a medida que aumenta la experiencia el botín se convierte –en cierta medida- en lo de menos: una sola captura realizada en condiciones difíciles producirá una mayor satisfacción que cestas llenas de peces capturados sin dificultad.
Hasta ahora hemos examinado los “primeros pasos” y los incentivos psicológicos de la pesca deportiva, pero también hay otros factores que, si bien pasan inadvertidos cuando se está empezando a practicar este deporte, más adelante salen a la luz y sirven de estímulo para seguir practicándolo, incluso cuando ya se ha ido apagando el entusiasmo inicial. Se trata de las amistades que nacen entre los pescadores, que muchas veces se hacen extensivas a sus familias.
Y también de la inscripción en un club, en cuyo ámbito se puede practicar la pesca de una forma más racional e intensa, con una programación que nace espontáneamente a partir de la experiencia acumulada de los socios. En las sociedades de pescadores deportivos suelen surgir actividades colaterales, que añaden una relación social estrecha a la inicial relación deportiva, sobre todo durante el período invernal.Gracias a todo esto la pesca deportiva “asociada” existe en todo el mundo a través de las adhesiones de las Federaciones Nacionales a la Confederación Internacional de Pesca Deportiva, con más de 30 millones de socios.
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