jueves, 12 de febrero de 2009

¿Dónde se puede pescar?

¿DÓNDE SE PUEDE PESCAR?
En teoría se podría pescar en cualquier lado donde hubiera agua, pero en la práctica hay muchas limitaciones, derivadas sobre todo de la propiedad privada de los derechos de pesca.
También en las aguas libres puede haber pueden existir zonas en las que esté prohibida la pesca, con fines de repoblación, además de las vedas normales y los límites en las medidas de las capturas.
En ciertas aguas no hay veda pero está prohibido el acceso y la permanencia, lo que en el fondo es lo mismo. Se puede lograr que los propietarios concedan permisos permanentes u ocasionales, pero cuando la prohibición se debe a la existencia de cultivos agrícolas es muy difícil obtener dichos permisos.
También se puede dar el caso de que la prohibición de acceso se limite a los vehículos motorizados pero no al tránsito peatonal, en cuyo caso el problema se resuelve con una saludable caminata -llevando encima el equipo indispensable-.
En Italia el encargado de otorgar las licencias de pesca es el Instituto para la Conservación de la Naturaleza, estableciendo cinco categorías para las mismas. Dicho instituto se ocupa también de la repoblación de los cotos y de su vigilancia.
A las Comunidades Autónomas el Estado les ha otorgado una serie de competencias en este sentido, no obstante lo cual las Comunidades Autónomas pueden establecer sus propios reglamentos y normas, aplicables en su jurisdicción; aunque en términos generales las leyes y reglamentos que rigen la pesca -medidas mínimas, cebos prohibidos, períodos de veda, etc.- rigen en el territorio nacional.

LOS COTOS DE PESCA
La concesión de cotos de pesca ha pasado a ser competencia de las Comunidades.
La Federación Española de Pesca concede las licencias federativas que dan derecho a
participar en las competiciones.

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El Pescador y La Ley. Licencia de Pesca.

EL PESCADOR Y LA LEY
Todos los estados europeos regulan la pesca en aguas dulces para proteger a la fauna piscícola -todas las especies de peces-; durante determinados períodos está prohibida la pesca, estableciéndose medidas mínimas para las capturas.
Los períodos de veda coinciden con los de reproducción y suelen sobrepasarlos. Son más rigurosos con las especies más apreciadas, como los salmones, esturiones, truchas y tímalos y otras cuyo valor culinario no es tan grande: carpas, tencas o percas.
Localmente se protegen aquellas especies de menor imoprtancia cuyo número haya descendido de forma alarmante. Para controlar estas especies las sociedades de pescadores deportivos o profesionales realizan muestreos o estimaciones.
Además de la prohibición de pesca durante el período de reproducción en el caso de determinadas especies existe la obligación de devolver al agua aquellas capturas que no sobrepasen unas medidas mínimas.
De esta forma se trata de que el pez alcance la madurez sexual y llegue a efectuar una o dos FREZAS -así se llama al acto de la reproducción-.
La misma tiene lugar por fecundación externa: la hembra y el macho, muy próximos uno del otro, expelen los huevos y los espermatozoides produciéndose la fecundación.
A los pescadores profesionales se les imponen prohibiciones mucho más estrictas, ya que al pescar con redes sus capturas son mucho más abundantes, pues los pescadores deportivos sólo emplean la caña.
A los pescadores furtivos se les castiga con sanciones graves para evitar la pesca durante el período de veda o con redes de malla inferior a la permitida, con sustancias químicas, descargas eléctricas o explosivos, procedimientos estos que provocan estragos indiscriminados en peces de todas las tallas.
En cuanto al pescador deportivo existe una serie de disposiciones que regulan el tipo de cañas y su número, el tamaño de los anzuelos, la validez de ciertos cebos (por ejemplo la mosca de la carne o determinadas sustancias utilizadas para el cebado previo.
La violación a estas reglas se castiga con el pago de multas, y en caso de reincidencia con la pérdida del permiso de pesca o de la licencia.
En cuanto al pescador deportivo existen una serie de disposiciones que regulan el tipo de cañas y su número, el tamaño de los anzuelos, la validez de ciertos cebos (por ejemplo la mosca de la carne o determinadas sustancias utilizadas para el cebado previo).
La violación a estas reglas se castiga con el pago de multas, y en caso de reincidencia con la pérdida del permiso de pesca o de la licencia.

LA LICENCIA DE PESCA
Casi todos los países europeos exigen la licencia para poder pescar.
El tipo y el precio de estas licencias difiere según se trate de un pescador deportivo o profesional. En España, Bélgica, Finlandia, Italia y en otros países la licencia la concede el Estado, mientas que en otros las conceden localmente los ayuntamientos o las autoridades policiales, y sólo son válidas para ese territorio en cuestión.
En todas las aguas se necesita licencia para pescar, la diferencia está en que en las aguas públicas es el único requisito, en cambio en aguas que están sujetas a derechos exclusivos de pesca también hace falta un permiso del detentador de esos derechos, que en muchos casos no es un particular sino una sociedad o una comunidad.
Las leyes sobre la pesca difieren en otros aspectos de unos países a otros. En algunos se puede pescar libremente en todo el litoral marino y en todos los canales navegables, mientras que en otros en lugar de licencia se necesita un permiso del propietario. Por eso es conveniente "que el pescador deportivo se informe
antes de su partida, si es que piensa dirigirse al extranjero.

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domingo, 25 de enero de 2009

¿Dónde viven los peces? 2ª parte

TORRENTE DE MONTAÑA. (2ª parte). Bajando hacia el valle, donde la vegetación es más espesa, la temperatura del agua en verano llega a unos 13 o 14 grados centígrados. El alimento allí es abundante gracias a la enorme cantidad de animalillos e insectos que pueblan el sotobosque.
Por debajo de los 1.000 mts. de altitud encontramos el barbo de la variedad más pequeña; y por debajo de los 600-700 mts. el cacho. La pesca de la trucha en las aguas típicas no se puede realizar todo el año porque en otoño hay que respetar el período de su reproducción, y en invierno la nieve y el hielo lo defienden de los pescadores.
EL TORRENTE DE LLANURA. Los manantiales (fuentes de agua más bien frías, límpidas, que afloran en las zonas de transición entre la alta y la baja llanura) dan lugar a cursos de agua que reciben el nombre de ríos o torrentes, según su caudal de agua. El nombre de torrentes que se da a los menos caudalosos es bastante impropio, ya que su caudal de agua es casi constante durante todo el año.
En estos cursos de agua, que pueden ser pequeños arroyos, viven bien las truchas siempre que el agua se mantenga fresca. A medida que el torrente se introduce en la llanura la temperatura del agua va subiendo, y la trucha al igual que el vairón es sustituida por el cacho, el alburno y también el barbo. Más adelante aparecen el triotto, el escardino y el lucio pequeño. Si por el aporte de algún afluente las aguas son abundantes, se podrán encontrar en ellas la carpa y la tenca.
En los ríos de llanura se podrán encontrar otras especies si la contaminación lo permite, desde la anguila a la perca. (Los insectos de cualquier especie tienen mucha importancia para la alimentación de los peces en las aguas de montaña).
En la confluencia entre el torrente y el río en el que desemboca se pueden encontrar otros peces, tales como la anguila. De esta forma en el espacio de unos pocos kilómetros se reproducen las condiciones ambientales que en los grandes ríos requieren distancias de muchísimos kilómetros, lo que hace del torrente de llanura una escuela inmejorable para el pescador deportivo, que podrá encontrar en él mil motivos de interés, ejercicio y estudio.
Sólo hay una limitación: el espacio, puesto que el modesto volumen de agua limita la abundancia de peces y también la variedad de las técnicas de pesca. La contaminación es el gran enemigo de estos pequeños cursos de agua, para todo el mundo y para el pescador en particular, ya que los agentes contaminantes no se pueden diluir rápidamente en el pequeño volumen de agua.
EL RÍO PEQUEÑO. La peculiaridad del río es que se trata de un curso de agua perenne, sometido a variaciones poco acusadas de caudal. La parte inicial del río, entre la montaña y la llanura baja, es decir allí donde el río empieza a merecer ese nombre (con una anchura que llega a los 20 mts. y una profundidad que suele sobrepasar un metro y en ciertos tramos y hoyas varios metros), es aquella que presenta unas condiciones ambientales más adecuadas para el tímalo, un apreciado salmónido que constituye la especie más típica de esta franja, llamada precisamente “del tímalo”.
En ella el asentamiento del cacho también es estable y numéricamente importante. La vegetación acuática, constante aunque no muy abundante, así como el hábitat de los alrededores, facilitan la presencia de gran número de insectos y pequeños animales acuáticos y terrestres que proporcionan alimentación de sobra a todas las especies piscícolas que allí se encuentran.
La franja del tímalo limita con la que le sigue que es la del barbo, seguida de la de los ciprínidos en general.
Nos encontramos ya en la llanura y la presencia de las distintas especies, así como su dominancia, están determinadas por la temperatura del agua, que supera los 15 grados centígrados y puede llegar en verano a los 20 grados centígrados, al mismo tiempo que aumenta la diferencia térmica entre invierno y verano.

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jueves, 22 de enero de 2009

¿Dónde viven las distintas especies de peces? 1ª Parte

El elemento líquido en el que vive el pez condiciona su vida, principalmente a través de tres factores: la temperatura, la cantidad de oxígeno disuelto y la cantidad de alimento disponible.
Hemos colocado a la temperatura en el primer lugar porque el pez (no sin motivo) es un animal de sangre fría, o más exactamente poiquilotermo –como todos los animales, salvo las aves y los mamíferos-. Para mantener constante su temperatura interna tendría que producir una cantidad relativamente elevada de calor y disponer de escamas aislantes. En cambio, tal como ha sido estructurado por la evolución, su cuerpo está a la misma temperatura que el agua que le rodea, con una diferencia inferior a un grado centígrado.
Algunas especies viven en aguas frías y no podrían resistir mucho tiempo en aguas cálidas; con otras especies sucede lo contrario. Es el caso, por ejemplo, de la trucha típica habitante de las frías aguas de montaña, y de la carpa, que tiene por el contrario su hábitat óptimo en las aguas templadas y lentas de la llanura.
También la necesidad de oxígeno condiciona la presencia y la abundancia de distintas especies; un caso típico es el tímalo, que necesita aguas bien oxigenadas y soporta variaciones muy limitadas de temperatura: sólo se encuentra bien en aguas cuya temperatura esté comprendida entre los 8 y los 18 grados.
El caso contrario lo tenemos en el cacho, que conserva toda su actividad tanto en pleno invierno como en el cálido verano, y se encuentra tanto en aguas frescas de montañas a cotas superiores a 600 mts. sobre el nivel del mar, como en los tibios lagos y estanques de llanura y en las aguas fluviales hasta su desembocadura en el mar.
Contrastando con la actividad ininterrumpida del cacho está el casi letargo invernal de la carpa. Este pez, que aunque se mueve poco es muy activo en los meses cálidos, sufre un frenazo en su metabolismo, es decir en todos sus procesos vitales, al bajar las temperaturas, hasta yacer inmóvil en el fondo de los remansos donde casi llega la llega a cubrir el cieno. Hay especies que tratan de escapar a la diferencia de temperatura de las aguas entre el verano y el invierno –al menos en parte- por medio de las migraciones; remontan las aguas más frescas de los afluentes si se trata de un río o migran verticalmente hacia aguas más frías y profundas si se trata de un lago.
La temperatura, además, es un factor que determina la disponibilidad de alimento en los ambientes acuáticos. Las aguas frías y limpias de alta montaña, que corren veloces entre orillas sin vegetación, ofrecen pocos recursos alimenticios a los peces; las aguas lentas de llanura por el contrario, ricas en vegetación tanto ribereña como sumergida, contienen además de la flora comestible una numerosa microfauna y fauna menor que garantiza a los peces una importante reserva alimenticia.
Estas aguas también reciben del exterior muchas reservas de alimentos –pequeños crustáceos, insectos, gusanos y larvas- que pueden caer a ellas accidentalmente o bien como muchas larvas que crecen en ellas durante una fase de su ciclo biológico. También caen bayas de plantas silvestres y otras sustancias procedentes de los cultivos, sobre todo de los hortifrutícolas.
El pez resiste bien los ayunos prolongados y cuando puede, traga la comida con voracidad digiriendo grandes cantidades de alimento. Se trata de una adaptación a la supervivencia en las aguas dulces (o en gran parte de ellas) en las que varía notablemente la cantidad de alimento disponible según las estaciones, las condiciones meteorológicas, el estado del agua y otros factores variables.
Los hábitats –ambientes en los que viven los peces- son muchos y muy variados. Haremos un repaso de los más importantes, ya que se trata de nociones preliminares que resultan indispensables para todo aquel que haya decidido convertirse en pescador deportivo y obtener alguna satisfacción con este deporte; los examinaremos siguiendo el orden más natural, es decir de arriba a abajo, de la fuente a la desembocadura, tal como bajan las aguas, desde la montaña al mar.

LAGOS DE MONTAÑA. Se trata de cuencas de dimensiones variables, naturales unas y artificiales otras, creadas mediante presas para embalsar el agua que se destina a la producción hidroeléctrica. Son alimentadas por aguas glaciares, torrentes y manantiales subterráneos. Sus aguas naturalmente son muy frías y durante el invierno suelen estar cubiertas por una capa de hielo, así como gran parte de la primavera. Por tanto, las condiciones ambientales son muy duras.
En ellas sobreviven la trucha y el salvelino gracias a la labor de las sociedades de pescadores deportivos y otros organismos que las repueblan regularmente con esos peces y también con otros pececillos que resisten mejor los rigores del clima (por ejemplo: cotos, vairones y piscardos), destinados a alimentar a los hambrientos salmónidos en la estación más dura.
Los descensos de población causados por años meteorológicamente anómalos u otros factores se remedian introduciendo alevines (peces jóvenes) para la repoblación. La pesca en estos lagos está limitada a un período bastante corto, desde el final del deshielo (por lo general a mediados de junio) hasta setiembre inclusive. Está regulada por las autoridades a través de ordenanzas locales.
Las truchas hambrientas caen fácilmente en el anzuelo durante los primeros días de pesca cuando se utilizan CEBOS ARTIFICIALES, y luego con los NATURALES, los que se hacen trabajar en profundidad.
El empleo de cebos vivos capturados en los alrededores de los lagos da unos resultados especialmente fructíferos; cuando se usan libélulas, por ejemplo, se obtienen excelentes capturas. En julio y agosto se puede apreciar alrededor de estos pequeños lagos la existencia de una vida vegetal y animal intensa y pujante, pese a la limitación que supone la altitud. Algo que también acude en ayuda del pescador es la belleza de la naturaleza incontaminada, haciendo más placentera la práctica del deporte y compensando con creces cualquier esfuerzo que pueda realizarse para alcanzar unas cotas tan altas.

EL TORRENTE DE MONTAÑA. Para el pescador, al igual que para el geógrafo, un torrente es un curso de agua, generalmente de montaña pero a veces también de llanura, que se caracteriza por sus variaciones súbitas y espectaculares de caudal, pasando del estiaje a las impetuosas riadas.
En los torrentes de montaña el agua suele ser clara y poco abundante si la comparamos con la de los ríos, de modo que casi siempre resultan fáciles de vadear sin mojarse siquiera los pies, en algunos lugares. Las condiciones ambientales tanto en el lecho del torrente como en los alrededores, son de lo más variadas. Hay cortos tramos más o menos llanos en los que el agua corre sin hacer ruido, pequeños rápidos de aguas turbulentas cubiertas de espuma, cascadillas en cuya base la fuerza del agua ha excavado ollas más o menos profundas, tramos con grandes piedras y otros con guijarros o grava y tramos en los que la corriente se estrecha entre grandes peñas y el agua tiene un empuje impetuoso.
En la parte superior el torrente de montaña es alimentado por glaciares o manantiales, y también por las precipitaciones atmosféricas; el nivel del agua es alto en las pozas y tramos en los que la corriente ha excavado el lecho obligado por las rocas y las grandes piedras, mientras que en los tramos llanos es bajo. De cualquier manera la trucha se encuentra en todas partes, siempre dispuesta a engullir el alimento que le ofrece la corriente o el pescador.(Los peces comen sobre todo larvas y pequeños animalitos acuáticos, así como insectos y diminutos animales que caen al agua, algas, brotes vegetales, huevos de pez y otros peces.)
Al igual que en los pequeños lagos de alta montaña la trucha es la especie que predomina en el torrente de montaña, es la reina de las aguas frías hasta los 2000 mts. sobre el nivel del mar, o incluso más arriba. El agua está bien oxigenada en los cursos de agua de montaña, ya se trate de arroyos, torrentes o tramos superiores de los ríos; y su temperatura nunca sobrepasa los 10 o 12 grados centígrados. Esta temperatura delimita la llamada “franja de la trucha”; en ella no hay vegetación acuática o es muy reducida y el pez come lo que le llega del ambiente que le rodea, sobre todo insectos y larvas de insectos –como las de las frigáneas y las efímeras-, así como también algunos moluscos y lo que cae casualmente al agua, como las lombrices.
Por un lado se trata de una vida difícil para las truchas, las que muchas veces no alcanzan las dimensiones normales debido a la escasez de alimento. A los ejemplares que viven en torrentes interrumpidos por abundantes laguitos les va algo mejor, dado que en un mayor volumen de agua pueden encontrar más comida desplazándose de un lago a otro.
En su ambiente de montaña la trucha pica bien, a no ser que el pescador la espante moviéndose de forma ostentosa o ruidosa, o moviendo la caña de un lado a otro. Allí donde el agua es menos veloz y más profunda resulta más difícil sorprender a la trucha, que siempre está sobre aviso.
Al cebo natural hay que dejarlo arrastrar por la corriente. El pescador debe limitarse a guiarlo justo por los bordes de la corriente, reteniéndolo un poco al acercarse los obstáculos. Los mejores resultados se obtienen haciéndolo correr por el fondo y dando algún pequeño tirón hacia arriba de vez en cuando, que es lo que hace que muchas veces el pez salte y pique el anzuelo.
Después del cebo natural, la mejor aliada del pescador en los torrentes es la cucharilla, que se mueve tanto a ras del fondo como a profundidad media, a pequeños saltos o con un movimiento uniforme. La trucha sabe realizar ataques repentinos, pero también sabe mantener una prolongada persecución cuando su línea lateral le hace percibir las vibraciones de algo que se mueve en el agua, presumiblemente comida.
En los torrentes también se practica la pesca con insectos artificiales, especialmente la “pesca con mosca”.
Además de la trucha en estas aguas se puede encontrar el Salvelino o trucha de Fontana, otro de los SALMÓNIDOS con el que suelen repoblar las sociedades de pescadores. También hay otros peces de escaso interés como la colmilleja, el lobo o más abajo el ciprínido gobio, que parecen estar colocados allí por la madre naturaleza a propósito para que las truchas puedan disfrutar de vez en cuando de una comida sustanciosa.
También encontramos al vairón, cuya captura resulta divertida cuando se realiza con mosca, tanto si es seca (cuando se la mueve a flote como si fuera un insecto caído), como ahogada o sumergida (metida en el agua para simular una ninfa o una larva).
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Los Peces.

¿Cómo viven? ¿Cuáles nos interesan?

Como todos sabemos, los peces viven dentro del agua y de ella obtienen el oxígeno a través de sus branquias; nadan con movimientos del cuerpo y de la cola, moviéndose hacia los lados gracias a las aletas natatorias; se desplazan verticalmente, manteniéndose a una profundidad determinada gracias a un órgano hidrostático llamado vejiga natatoria cuyo contenido gaseoso al ser regulado por el pez varía su peso específico. Además de la clasificación científica tradicional los peces se pueden clasificar también de acuerdo con su alimentación.
A los pescadores deportivos los que más les interesa son los más omnívoros (especialmente los carnívoros), que son los que pueden picar en su cebo; a los demás no les presta atención –aunque sean buenas presas- porque se alimentan con plancton y su captura con anzuelos se puede considerar un hecho puramente casual. Al pescador deportivo le interesa sobre todo la familia de los Ciprínidos de agua dulce, a la que pertenecen la mayor parte de los peces de río –como la carpa, el carpín, la tenca o el cacho, que son algunas de las especies más conocidas de Europa y de toda la franja templada-.
El pescador deportivo no es un ictiólogo pero debe tener algunas nociones sencillas acerca de los sentidos y la sensibilidad de los peces. En lo que respecta a la vista, debe saber que es mucho más probable que sea el pez quien vea primero al pescador y no al contrario. Esto se debe a la conformación de los ojos del pez, cuyo campo visual es más amplio que el humano –recordemos los objetivos fotográficos fish-eye, de ojo de pez-, y también a los efectos de la reflexión de la luz en la superficie del agua y la refracción dentro de la misma. En cuanto aparece la figura de un hombre de pie, al borde del agua, se hace muy visible, mientras que el pez tiene a su favor el hecho de encontrarse dentro de su ambiente natural, y cuando está cerca del fondo, cierto mimetismo dorsal. Un pequeño movimiento en la superficie líquida, un rizo o una ondulación mínima desvían los rayos luminosos y dificultan notablemente la visión de afuera a adentro del agua, y de adentro a afuera.
El pescador puede conseguir cierta ventaja si usa gafas de tipo Polaroid. El pez, desconfiado y miedoso se aleja en cuanto ve moverse una sombra en la orilla, aunque sólo sea una caña. Por eso es conveniente (y en los pequeños cursos de agua es indispensable) que el pescador se mueva con cautela. Los ictiólogos no se han puesto de acuerdo acerca de la capacidad de los peces para distinguir colores, sin embargo el pescador deportivo enseguida se da cuenta de que hay colores que los atraen más que otros. Así, cuando pesca con larvas de mosca de la carne las utiliza al natural o teñidas de amarillo, rojo, etc., de acuerdo con las condiciones atmosféricas y las especies tentadas. Lo mismo se puede decir de la pesca con oruga (otras larvas de insectos en general), y con moscas artificiales; tanto si están destinadas a realizar su “trabajo” en la superficie o bajo el agua, a igual forma más que ningún otro factor (meteorológico, etc.) es el color el que determina las veces que van a picar los peces.
El sentido del oído de los peces no es nada débil a pesar de que, al contrario que los mamíferos carecen de oído interno. Gracias a la facilidad con que las ondas sonoras se transmiten por el agua, el pez percibe bastante bien cualquier ruido, incluso el de una ligera salpicadura en la orilla. Por eso es ocioso recordar que no debemos hacer ruido ni tirar objetos al agua. Los efectos negativos que podría tener algo así sólo duran unos minutos si se está pescando en un gran río, pero la desconfianza del pez persiste durante mucho tiempo si se trata de un curso de agua más modesto, o de aguas quietas. Los peces tienen un importante órgano sensorial específico: la línea lateral –que es una sucesión de puntos sensibles bien patentes a ambos lados del cuerpo- ramificada en la parte anterior. Gracias a la línea lateral el pez percibe la dirección e intensidad de las vibraciones y variaciones de la presión del agua que le rodea, ya sean fuertes o débiles, aisladas o repetidas.
Es decir que percibe también el movimiento de los otros peces, lo que supone una ventaja para los peces depredadores que sienten aproximarse a su presa y se dan cuenta de su presencia. pero también supone una ventaja para el depredador por excelencia, el hombre, que utiliza cebos artificiales como las cucharillas ondulantes o de paleta giratoria, cuyas vibraciones provocadas por el movimiento del agua despiertan la curiosidad del pez y le atraen, incitándole al ataque.
Olfato: el pez reconoce y distingue no sólo el olor de los distintos alimentos sino también el de sus congéneres y el de otros animales acuáticos. Los orificios nasales se encuentran en la parte dorsal, encima de la boca, y su función no es respiratoria sino sólo olfativa (pues respiran a través de las branquias). (Los peces tienen en cada uno de sus ojos un ángulo visual bastante más amplio que el ojo humano.) (La apertura bucal del pez, en la mayoría de los casos es muy grande, comparada con las dimensiones del hocico.)
El tacto está relativamente poco desarrollado en los peces que tienen interés para el pescador deportivo. Sin embargo la función gustativa está muy desarrollada, desempeñada por las papilas gustativas que además de encontrarse dentro de la boca también pueden estar fuera, en los labios, en los barbillones y en otros puntos de alrededor de la boca. Gracias a estas papilas el pez “prueba”, por así decirlo, el sabor del alimento que se le ofrece, y los saborea mejor si éste es soluble al menos en parte, o es capaz de emanar “aromas” apetitosos. Este hecho es aprovechado por el pescador que añade aromatizantes a sus cebos naturales para darles “sabor”, y también recurre al cebado que atrae a los peces desde distancias considerables.
Por último, nos referiremos brevemente a la inteligencia de los peces. Es indudable que el pez aprende por experiencia –lo cual es una señal de inteligencia-. También es indudable que buena parte de su comportamiento está dictado por el instinto. Hay ciertos peces que demuestran no conocer el anzuelo pero huyen al ver la sombra del hombre en la orilla. Hay otros que no parecen tener miedo a la sombra pero reconocen bien tanto el anzuelo como el hilo y sólo pican si el cebo está escondido astutamente y presentado con sabiduría.
Deseamos citar el caso también de los minúsculos alburnos que en algunos lugares donde se realizan frecuentes concursos y se entrenan los participantes, se mantienen (debido al cebado) cerca de la orilla y si el pescador finge que tira el cebo se precipitan al lugar donde tendría que haber caído al agua: se trata de una especie de reflejo condicionado que demuestra que el pez, aunque sea pequeño, es capaz de recordar al menos durante algún tiempo los hechos y acontecimientos relacionados con su alimentación.
Por lo tanto, es justo afirmar que el pez no es ningún ser indefenso a merced del primer pescador que le tienda la trampa de un buen bocado enganchado en el anzuelo. Dispone de una serie de defensas instintivas y aprendidas y sólo se le puede capturar si el pescador es lo bastante hábil como para presentarle el bocado de la forma más natural y tentadora. Evidentemente, no todas las especies de peces se comportan de la misma forma.
Existen peces fáciles y peces difíciles, lo que también depende de las condiciones ambientales; al igual que entre los hombres los hay inteligentes y estúpidos, desconfiados y crédulos, atropellados e indecisos.
Otros aspectos psicológicos. La base de todo, la esencia del interés y la diversión de la pesca deportiva es la lucha a distancia entre el hombre y el pez, entre el cazador y la presa. Se trata de un hecho elemental y al mismo tiempo refinado.
El pez está a lo que salta, dispuesto a escapar a la menor señal de peligro, y el pescador se las ingenia para engañarle, sorprenderle y hacerle morder el cebo. También hay hechos curiosos: por ejemplo, no siempre el pez tiene hambre, o no siempre le apetece el tipo de alimento que se le ofrece; el cebo le incita pero él lo desprecia y mordisquea algo que ha encontrado en el fondo o que pasa a su lado arrastrado por la corriente, con aire de curiosidad o de enfado.
Se ha visto cómo los peces en aguas claras y poco profundan mordisquean y vuelven a soltar pedacitos de plástico o cera, pequeños plomos aislados que apenas se mueven, unidos aún a un pedazo de hilo. En estos casos el pez pica movido por la curiosidad.
También en aguas claras y poco profundas se ve cómo los pececillos se hartan de pasta compuesta, que se les echa en bolitas, mientras que desprecian a las larvas muertas que se lanzan al agua al mismo tiempo. Pero en cuanto se les ofrece una larva viva ensartada en el anzuelo, que se mueve ante sus ojos, la atacan rápidamente y pican, haciéndose capturar. Este comportamiento no sólo se explica por la capacidad de discriminación sino también por la agresividad inmediata e instintiva que caracteriza a la fauna piscícola.
Por último citaremos un caso fácil de observar: un banco de percas ignora a una pequeña cucharilla giratoria que se hace pasar entre ellas. Una vez más se la hace pasar a través del banco y los peces las esquivan, como si les molestara; una nue va pasada y de nuevo se apartan los peces. A la cuarta pasada la perca más grande se vuelve de repente y da un mordisco, enganchándose en la punta del anzuelo. Esta vez parece que algo ha picado a causa de su irritación, de su rabia. Esta amplia gama de posibles comportamientos de un pez, que aquí apenas hemos esbozado, constituye el aspecto más apasionante de la pesca deportiva, y estimula la curiosidad del que la practica, así como un afán de perfeccionamiento en las técnicas.
La curiosidad y la búsqueda de técnicas adecuadas para obtener buenas capturas van a acompañar al pescador toda su vida, excitando su imaginación, facilitando sus éxitos y compensándole de la desilusión del fracaso.
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El Pescador Deportivo

¿Quién es ¿Cómo llega a serlo?

Según la definición tradicional, un pescador deportivo es aquél que utiliza un equipo individual que no sirve para realizar capturas abundantes, como las redes, y además (esto es importante) destina la pesca a su propio consumo; en una palabra, es aquél que pesca por afición y no por lucro. En la actualidad se precisa más aún, y se dice que el pescador deportivo es aquél que para capturar a los peces sólo se sirve de la caña, el sedal y el anzuelo.
Su habilidad se refleja en primer lugar en una ingeniosa presentación del cebo, lo que induce al pez a picar; también en su capacidad en su capacidad de retener, cansar y sacar fuera del agua a las presas de mayor tamaño, manejando diestramente la caña y con un sedal relativamente fino.
Una vez establecido quién es el pescador deportivo, debemos preguntarnos: ¿Quiénes son los pescadores deportivos y cómo llegan a serlo? Suele haber varios tipos.
En primer lugar, tenemos al pescador por tradición familiar que desde pequeño ha aprendido los rudimentos de la pesca y ha seguido ejercitándose siendo adulto, o ha vuelto a esa actividad después de haberla abandonado durante un tiempo más o menos largo, como se vuelve a un antiguo amor.
Luego está el que “descubre” casualmente la pesca, siguiendo el ejemplo de otros amigos o bien observando a los pescadores en las orillas de los lagos y los ríos, o en el litoral marino. Hay quien descubre que en la pesca hay algo más que el aspecto deportivo: las ventajas del aire libre, la relajación nerviosa y la posibilidad de olvidar por unas horas las preocupaciones y el estrés que nos asedian.
Por último, no falta quien elige la pesca deportiva por deducción lógica, tras haber sopesado atentamente otras formas de ejercicio físico y de pasar el tiempo, gracias a que permite una gran flexibilidad, tanto en cuanto a la preparación física como a la dedicación: además de ser un ejercicio sano, nos da la oportunidad de dedicar parte de nuestro tiempo libre en casa para conservar el equipo en buen estado y para realizar nosotros mismos muchos accesorios y pequeños complementos; no hay más que ver a los pescadores con mosca, que se fabrican con paciencia, pericia e imaginación los insectos artificiales que les servirán de cebo para los peces al llegar la temporada. Existe una literatura muy extensa sobre la pesca, que puede ser de evasión pero que sobre todo está dedicada a la descripción de las distintas técnicas de una o varias especies de peces, como puede ser la trucha, su vida y costumbres. Con estos libros el pescador perfecciona sus nociones, hace planes de excursiones de pesca y saborea de antemano sus triunfos.
Un viejo proverbio chino enumera varias formas de felicidad, todas ellas están limitadas en el tiempo, y concluye diciendo: “... si quieres ser feliz durante toda la vida, aprende a pescar.”
Lo cual es rigurosamente cierto, ya que la pesca –más que cualquier otro deporte- se practica a todas las edades, con distinta dedicación pero siempre con el mismo sentido de curiosidad y aventura.El esfuerzo físico puede variar mucho. Resulta muy extenuante pescar truchas en los torrentes de montañas y mucho más recorrer kilómetros de orillas pantanosas en busca del lucio; casi no hay que hacer esfuerzo cuando se espera tranquilamente a que pique una carpa o una tenca a la orilla de un canal de llanura o al borde de un estanque, sentados en un taburete, bajo una sombrilla y con un recipiente de bebidas frescas al lado.
No hay ninguna edad especial para iniciarse en el deporte de la pesca; tampoco es necesario invertir mucho dinero. Eso sí, se necesita tiempo, pero como está lleno de interés, se trata de un tiempo “bien empleado”.Cada salida, cada “partida de pesca”, aunque se realice al mismo lugar, es siempre distinta que las anteriores; por muchas razones más o menos evidentes: las distintas condiciones atmosféricas, la diferencia de estación, la diferencia del nivel y estado de las aguas, y también el distinto humor y comportamiento de los peces.
Cada salida es un reto ya que no sólo se trata de capturar a los peces sino también de comprender por qué han picado, o preguntarse por qué no lo han hecho, indagando acerca de las causas y los posibles remedios.
Muchas veces al volver a casa, se piensa que con algún pequeño detalle o un poco más de atención en la maniobra se hubieran capturado más peces o no se habrían perdido los que ya habían picado. Pues bien, ese detalle, esa nimiedad que hay que perfeccionar, está siempre presente en la mente del pescador, quien siempre está predispuesto a intercambiar ideas y consejos con aquellos que comparten su pasión.También en la pesca deportiva la suerte juega un papel importante, al igual que en muchas otras actividades del ser humano, lo que le añade un bello aliciente pues existe la posibilidad de que un principiante se haga de piezas de gran tamaño y que en general todos puedan esperar agradables sorpresas.La formación del pescador –como es natural- es un reflejo de su carácter. Hay quienes quieren aprenderlo todo enseguida, mientras que otros van paso a paso –metódicamente-; hay quienes confían en la casualidad y se toman las cosas según se les presentan, mientras que otros lo quieren entender todo.
Según la capacidad de cada cual y teniendo en cuenta ese imponderable que está implícito en el deporte de la pesca y en el mismo comportamiento de los peces, se obtendrán mayores o menores capturas.Mas los desafortunados o inexpertos deben insistir sin rendirse ante los primeros resultados desalentadores, es necesario que se sientan siempre interesados y animados, confiando en que al día siguiente van a obtener mejores resultados. Además, a medida que aumenta la experiencia el botín se convierte –en cierta medida- en lo de menos: una sola captura realizada en condiciones difíciles producirá una mayor satisfacción que cestas llenas de peces capturados sin dificultad.
Hasta ahora hemos examinado los “primeros pasos” y los incentivos psicológicos de la pesca deportiva, pero también hay otros factores que, si bien pasan inadvertidos cuando se está empezando a practicar este deporte, más adelante salen a la luz y sirven de estímulo para seguir practicándolo, incluso cuando ya se ha ido apagando el entusiasmo inicial. Se trata de las amistades que nacen entre los pescadores, que muchas veces se hacen extensivas a sus familias.
Y también de la inscripción en un club, en cuyo ámbito se puede practicar la pesca de una forma más racional e intensa, con una programación que nace espontáneamente a partir de la experiencia acumulada de los socios. En las sociedades de pescadores deportivos suelen surgir actividades colaterales, que añaden una relación social estrecha a la inicial relación deportiva, sobre todo durante el período invernal.Gracias a todo esto la pesca deportiva “asociada” existe en todo el mundo a través de las adhesiones de las Federaciones Nacionales a la Confederación Internacional de Pesca Deportiva, con más de 30 millones de socios.
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Pesca Deportiva

La pesca deportiva ha pasado de ser un placer para unos pocos a un pasatiempo de masas, y ha dado lugar a una industria cuyos productos son cada vez más eficaces, numerosos y sofisticados. Tanto es así que al pescador principiante le resulta difícil orientarse y elegir, combinando el precio con la calidad, el material que le es indispensable para sus fines: capturar peces, obtener resultados concretos, tangibles e inmediatos, dejando para más adelante el aprendizaje de las técnicas más refinadas, de una forma de pescar estilísticamente perfecta. Este espacio está dirigido precisamente a ese principiante, enfocando el amplio mundo de la pesca de la manera más sencilla, dividiendo el tema en sus principales apartados –ambientes, material, técnicas de pesa-, todo ello siguiendo la línea “pez-boca del pez-anzuelo-hilo-caña”. Se hará hincapié en la técnica más sencilla, la que se emplea cuando se tienta al pez con cebos naturales, que no sólo asegura unos resultados inmediatos (no siempre modestos), sino también una formación básica del pescador.
No nos ocuparemos de los ambientes, condiciones y técnicas de pesca de un solo país, sino que nos referiremos a todo lo que existe o no es común en las aguas, los métodos y las técnicas de todo el continente europeo, siguiendo los pasos de la pesca deportiva basándonos en la creciente “movilidad” internacional de quienes la practican. Sin profundizar en cada una de las técnicas describiremos lo más esencial de todas ellas, para poder conocerlas y empezar a practicarlas. No faltarán consejos y sugerencias genéricas y puntuales con el fin de despejar las dudas y satisfacer la curiosidad que nacerá al borde del agua. A través de los artículos se tratarán distintos aspectos, ambientales y técnicos, de la pesca, que irán conformando un índice analítico que cobra un especial relieve. Al consultar dicho índice el lector podrá ir viendo todo lo referente a un determinado pez que le pueda interesar, el ambiente en el que vive, las cañas, los hilos, los anzuelos, los cebos y otros recursos especiales que facilitan su captura. A PARTIR DE AHORA ESPERO TE CONTACTES CONMIGO PARA QUE ESTE BLOG SE CONVIERTA EN UN PUNTO DE INTERCAMBIO: DE EXPERIENCIAS, SUGERENCIAS Y FOTOGRAFÍAS. TU APORTE ES MUY VALIOSO, POR FAVOR AYÚDAME A MEJORAR ESTE ESPACIO!!
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